RESTOS HUMANOS MAS ANTIGUOS DE NORTEAMERICA SON DESCUBIERTOS POR ARQUEOLOGOS
Un grupo de arqueólogos publicó hoy el descubrimiento en Alaska de los restos de un niño incinerado hace 11.500 años, los más antiguos hasta ahora, que aportan nuevos datos sobre la cultura de los primeros habitantes norteamericanos.
"Estos restos pueden proporcionar una nueva visión sobre las prácticas de enterramiento de los pueblos de la Edad de Hielo, mientras que arroja nueva luz sobre su vida diaria", indican en un artículo publicado en la revista Science.
El arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks, Ben Potter, y sus equipo encontraron los restos dentro de las ruinas de una casa de 11.500 años de antigüedad en Alaska central.
Según los expertos se trata de los restos humanos más antiguos encontrados en el norte de América del Norte y del segundo niño más joven de la Edad de Hielo hallado en el continente.
Este hallazgo descubre un aspecto de la vida cotidiana que, hasta ahora, había faltado en la historia de los pueblos antiguos de los primeros nativos americanos en Alaska y la cultura Atabascana.
Los restos no revelan el género del cadáver, pero incluyen dientes que permitieron a los investigadores concluir que el niño al que han nombrado Xaasaa Cheege Tseniin, "El niño de arriba de la desembocadura del río Sol", tenía aproximadamente tres años de edad.
El análisis del ADN que encontraron en los dientes indican además que el niño está biológicamente asociado a los nativos americanos y asiáticos Nordeste.
El pequeño falleció - se desconoce cómo - antes de ser incinerado en una gran fosa en el centro de la vivienda que se usaba para múltiples fines, entre ellos cocina y desecho de desperdicios.
Los primeros estudios no mostraron señales de lesión o enfermedad; aunque eso no es sorprendente, ya que la mayoría de las afecciones médicas no dejan huellas en los huesos.
El análisis de la madera encontrada en el lugar realizado con radiocarbono indicó que la cremación del niño pudo haber tenido lugar hace unos 11.500 años, cuando el puente terrestre del estrecho Bering todavía conectaba Alaska con los países asiáticos.
Los investigadores indicaron que, después de la incineración, la fosa fue sellada y la casa fue abandonada.
"Este lugar refleja muchas conductas diferentes nunca antes vistas en esta parte del mundo durante la última Edad de Hielo", indicó Potter, que señaló que "la preservación y la falta de perturbación nos permite nuevas formas explorar las formas de vida de estos pueblos antiguos".
A diferencia de los campamentos de caza temporales y otros lugares especializados de trabajo que han revelado la mayor parte de las pruebas disponibles sobre la población antigua de Norteamérica, la casa recién descubierta parece haber sido una vivienda para la temporada de verano.
El equipo de Potter no encontró ningún objeto que perteneciera claramente a una fosa fúnebre pero, según explicó, esta falta de objetos simbólicos es típica de una sociedad nómada de cazadores-recolectores como la que habitaba.
"No debe interpretarse como señal de que la muerte del niño se tomó de manera indiferente", indicó.
"Todas las pruebas indican que hicieron bastante esfuerzo. La sepultura estaba dentro de la casa. Si se piensa, la casa es el núcleo de muchas actividades residenciales: cocinar, comer y dormir; y el hecho que abandonaron la casa poco después de la incineración es prueba bastante convincente del trato delicado del niño", dijo.